Fugaz

Fugaz es un proyecto que se presenta por primera vez en la Sala Alfara Gráfica en Oviedo en septiembre de 2016, de esta exposición se publicó el catálogo con el mismo nombre con el ISBN: 978-84-606-5556-5

Catálogo FUGAZ

Qué recoge los siguientes textos.

La exposición se mantuvo hasta noviembre de ese mismo año y pude participar en la Feria de Arte de Oviedo, así como en la noche en blanco.

Fugaz[1].

Leyendo a Le Breton descubrí el siguiente texto:  “El conductor de automóvil es el hombre del olvido: el paisaje desfila a su lado, más allá del parabrisas, sin que él sienta nada, en una especie de anestesia sensorial y de hipnosis con la carretera”.[2]

Hacer camino me hipnotiza, me inunda la retina de colores que subyacen con el paso del tiempo, junto a otros elementos del paisaje: un campanario, un árbol, un barco, una cabaña…  mundos que configuran una imagen más o menos abstracta, donde tal vez ya nada está en su sitio. No debemos olvidar que el paisaje se modifica con los diferentes puntos de vista que el viajar proporciona.

Creo campos de color que se superponen unos sobre otros, unos tras otros en el tiempo dando forma a unos paisajes fugaces, que huyen y desaparecen furtivamente.

“Matisse señalo una vez que no es lo mismo un centímetro cuadrado de azul que un metro cuadrado del mismo azul”[3]  mis paisajes fugaces nunca representarán la inmensidad del espacio que realmente ocupan en la infinidad de mi ser.

Desde el silencio reinvento nuevos paisajes, donde refugiarme, donde esconderme, donde perderme…

Seguiré caminando, porque “caminar fabrica lentamente el sentido que permitirá reencontrar la evidencia del mundo; a menudo se camina para reencontrar un centro de gravedad, perdido al haber sido alejado de uno mismo”. [4]

En Alfara presento una pequeña selección de imágenes que concretan parte del universo que he ido creando en los últimos 3 años, poco a poco, a hurtadillas, a escondidas de mí mismo. Tratando de evitar la más mínima posibilidad de contaminar la esencia de la serie “Los abismos del alma, Ensō o Silencio·s [5]”, que se presentó hace un par de años en esta misma sala. Sin embargo es tal el respeto que siento hacia este espacio, por todo lo que entraña para mí, que  no cabe mejor “contenedor”  para hacer una presentación en público de mis paisajes fugaces más íntimos.

[1] Fugaz. 1. adj. Que huye y desaparece con velocidad. RAE

[2] Le Breton, David. Elogio de Caminar. Biblioteca de ensayo Siruela. 2015

[3] Berger John. Algunos pasos hacia una pequeña teoría de lo visible. Ediciones Ardora. 2009.

[4] Ibidem. Le breton.

[5] Presentación el 30 de septiembre en la Galería SantaMaca. Alicante.

Antonio Navarro, imágenes de la visión fugitiva

Denso y sugestivo tejido plástico que une geometría y lirismo en una abstracción con significados.

Aunque Antonio Navarro (Burdeos, 1966) reparte su vida y actividad profesional entre Salamanca y Asturias, donde ha expuesto individualmente y colectivamente en varias ocasiones, también en Alfara anteriormente, siento decir que no guardaba un recuerdo claro de su obra, que se expresa sobre todo mediante distintas técnicas de grabado, una disciplina en la que es doblemente maestro, como artista y como docente.

Pero basta con ver esta exposición para comprobar que nos encontramos ante un artista de mayor interés, no solo por la calidad evidente de su obra sino también por las reflexiones que su esta obra nos induce a mantener en torno a algunos aspectos del arte contemporáneo y en concreto sobre la abstracción. Porque las pinturas de Antonio Navarro, se trata en este caso de impresiones digitales, son obras de rigurosidad geometría, una variada serie de muy sugestivas configuraciones pictóricas en cuya simetría se articulan armoniosamente ritmos lineales y sutiles grabaciones de color que ocupan toda la superficie de la obra unificando soporte, color, contenido y forma. A primera vista un ejemplo de <<hard-edge>>originado en la abstracción pospictórica norteamericana, abstracción geométrica pura, pintura sistémica, él <<lo que ves es lo que es>> de Frank Stela, libre de cualquier rasgo de emotividad o asociación emocional: bidimensional, frontalidad y ausencia de narración.

Pero existe, ¡vaya si existe!, la narración y la asociación emocional en esta obra. El espectador lo percibe y lo disfruta, e incluso puede adivinar en alguna medida el origen de esa emoción que el artista hace explícito en el título de la exposición: <<Fugaz>>, y luego amplia en un texto que escribe y que comienza con una cita de Le Breton, <<El conductor de automóvil es el hombre del olvido, el paisaje desfila a su lado, más allá del parabrisas, sin que él sienta nada, en una especie de anestesia sensorial, y de hipnosis con la carretera>>. Y algo después <<Desde el silencio invento paisajes, donde refugiarme, donde esconderme, donde perderme>>. De modo que en realidad Antonio Navarro es uno de esos artistas que, afortunadamente para el arte, han sabido abrir la abstracción a la posibilidad de expresar significados, más allá del formalismo, reivindicando las impresiones temáticas de buena parte de la abstracción, desde la utopía de Mondrian a las mitologías de Pollock o las emociones de Rothko (<<y si tu como dices, te sientes movido únicamente por las relaciones de color en mis obras, es que no las entiendes>>). En una palabra, pertenece a la familia de la abstracción redefinida o sustantiva, a la de determinados neo geos, en parentesco con San Scully, Günter Förg, Ross Bleckner, Mary Heilmann o Juan Uslé entre otros.

Antonio Navarro reformula a su manera el arte geométrico con una obra de mucho atractivo plástico y estético, también de significados, de sensaciones ópticas y táctiles, una obra que une el rigor y la lírica en el intento de atrapar la visión fugitiva del conductor de automóvil atrapada por la memoria del inconsciente y que no necesita de sugerencias paisajísticas cercanas a la representación para hacernos partícipes de su viaje de proximidad.

Rubén Suárez. Suplemento Cultural. La Nueva España. 22 de septiembre 2016.

Exposición Fugaz. Sala Alfara. Oviedo. 

https://www.laescena.es/antonio-navarro-fugaz/


En Enero de 2017,  el CMAE, Avilés bajo la dirección de Anabel Barrios, acoge la segunda exposición individual con este proyecto.

En esta ocasión y dadas las dimensiones de la sala 48 piezas de diferentes formatos invaden el espacio.

Avilés Cultura

Este proyecto está recogido en un libro de artista bilingüe (español/Inglés) dónde aparecen los textos de Luis Feás Costilla (crítico de arte), Pilar Escanero de Miguel (Profesora de Historia del Arte, UMH), Juan Carlos Aparicio Vega (Profesor de Historia, UO), Gertrud Gómez, (Directora Santamaca, Alicante) y por último Dulce Pérez (Directora Sala Afara Gráfica, Oviedo). Este libro de artista consta de un cuaderno viajero, con la recopilación de los textos que aparecen a continuación y una serie de imágenes y textos recopilatorios de ese concepto de viaje, a su vez, se incluyen 16 imágenes originales de 13,5 x 20 cm a modo de vedute. Esta publicación consta de 70 ejemplares numerados y signados, con el siguiente ISBN: 978-84-946509-1-8

HIPNOSIS DE LA CARRETERA

La fugacidad debería ser considerada como una categoría artística. En su doble acepción: como efímera y como huidiza. Desde que los impresionistas se empeñaron en capturar el instante, en competencia directa con la fotografía, han sido infinitas las maneras de atrapar el momento fugitivo, tan inaprensible hasta entonces para los pintores, representándolo, imitándolo, haciendo suyo ese movimiento que parecía no querer ser fijado, mantenerse en la ausencia, figurar como ya ido cuando apenas había sucedido.

Más inusual sin embargo es que se pretenda reflejar la fugacidad misma, imprimiéndola en el lienzo o en cualquier otro soporte, bajo la premisa de que el gesto, como decía Bergson, siempre escapa, es automático: “En la acción se entrega toda la persona; en el gesto, sólo se manifiesta una parte aislada de esta persona, a escondidas, o, por lo menos, al margen de la personalidad total”. Ya en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes del pasado siglo se había visto la inutilidad de querer representar en escultura el ondular del mar y el vaivén de las olas, toda vez que se volvía rígido lo que era de por sí fluido e inabarcable.

Antonio Navarro lo que busca con sus impresiones digitales no es tanto capturar un momento como formalizar su condición deslizada, en movimiento continuo, con franjas horizontales y verticales que barren el instante y se presentan de manera autónoma, como campos de color en apariencia abstracta. Son líneas extendidas que en realidad son paisajes, sacados fotográficamente de la vida misma, pero que en su recorrido expresivo introducen el tiempo y al hacerlo lo convierten definitivamente en otra cosa, un campo expandido, una visión que va más allá de su estrecho límite tridimensional.

Es un concepto que Clement Greenberg, con su dogmatismo formalista, cuestionaría, por ilusorio. Pero que Rosalind E. Krauss, menos doctrinaria, vería esencial en un arte nuevo que no quiere ser historicista y se construye conforme a pares culturales diferentes, no sólo arquitectura/paisaje, sino también unicidad/ reproductibilidad. Antonio Navarro, que es maestro de grabado, y por tanto experto en técnicas de reproducción, se empeña en conseguir obras únicas de trabajos que son de por sí múltiples, con lo que cada estampa aporta una sensación de veracidad a la que no sería ajena si estuviera realizada con la mano de manera directa, no digital.

Los papeles siempre son de algodón, como una capa que las acogiera, y cuando salen de la impresora o de la imprenta perpetúan un viaje que el mismo autor reconoce con Le Breton que es producto de la hipnosis de la carretera, el ver pasar los quitamiedos y las líneas discontinuas que se vuelven una, apenas trazada, casi en espejismo, con una cadencia que se vuelve obsesiva, arrulladora, y cuya reiteración en el Centro Municipal de Arte y Exposiciones de Avilés puede hacer de la aventura una experiencia iniciática.

Luis Feás Costilla


FUGAZ y ETERNO a la vez / simultáneamente.

De la misma forma en que se abrían los pétalos del loto anunciando el nuevo día salían las notas del arpa cuando Neheh rozaba las frágiles cuerdas del instrumento bajo el sicómoro a orillas del Nilo.

“Que huela a loto y de sombras a las palabras”, que a la vez recuerde una animada y cálida noche de verano y un tranquilo y frío amanecer de invierno; que evoque el nacimiento del sol, la aparición del disco en el cielo, si nos referimos a los mágicos días de vida de la ciudad de Akhetatón, o el brillo de Ra, si estamos frente al majestuoso templo de Amón en Tebas bajo el mando de Ramsés II. 1

Los egipcios también viajaron, como los griegos, pero fueron los primeros los que petrificaron los bosquecillos para convertirlos en sus templos, fue el caminar entre los árboles bañados por el Nilo, lo que les permitió ver, transformar, petrificar y consagrar su flora. Fue un conocimiento FUGAZ, que ETERNIZÓ, una visión, una sensación, un perfume, una estancia, en conclusión un espacio trans-formado, que todavía está vivo para nosotros.

Antonio Navarro, dice: Desde el silencio reinvento nuevos paisajes, donde refugiarme, donde esconderme, donde perderme…. Pero no busca encontrarse desde ese silencio, porqué?. Gide, Andrè 2 decía: El arte de perder el contacto con la realidad y con la vida, se convierte pronto en artificio. Creo que el profesor Navarro (sensible y romántico), necesita la imbricación de la realidad y la vida, porque huye del artificio y de la quimera, y es ahí donde se encuentra. Esos paisajes son reales, están llenos de vida. Es la primavera, es el invierno…. son las estaciones, se siente su perfume, se las oye, son música en su más pura esencia.

El viaja, preñándose de cada cosa que percibe para después en estas impresiones digitales presentarnos lo que son sus emociones, que fugazmente cons-truyen una realidad, un trance del mismo modo que Jackson Pollock 3 afirmaba estar dentro de la pintura, en una situación que podía evocar un trance o un viaje, suponiendo que sean cosas distintas…. El profesor Navarro sugiere unos caminos que hipnotizan… paisajes fugaces, que huyen y desaparecen furtivamente…. No es eso un trance?.

Con todo ello, es decir con estas obras tan esmeradas técnicamente, el autor nos permite viajar en silencio; pasar del invierno al verano en un abrir y cerrar de ojos; soñar construyendo su realidad, que ahora será la nuestra; jugar con la fugacidad de lo efímero para eternizarlo en la propia obra representada en coloures, formas, no-formas, líneas, sombras, vacíos, silencios, perfumes….. trans-formando la experiencia vivida en eterna emoción. ¿No es esto aquello de lo que hablaba Cavafis en Itaka, uno de sus poemas más conocidos, cuando dice que el viaje proporciona sabiduría?

Al principio planteaba que lo FUGAZ es eterno, algo de lo que estoy absolutamente convencida y con mucha razón Agustín García Calvo 4 afirmaba que el viaje es la vida y la llegada, la muerte, invitaba así a no tener demasiada prisa por llegar y a disfrutar del trayecto. La pregunta es, ¿muere nuestro artista cada vez que llega al final de su trayecto?., yo creo que NO rotundamente, porque viaja y sigue cons-truyendo en estas impresiones digitales, fugaces?, eternas?….

Si a los parques y a los grandes vacíos urbanos se añaden todas las tierras de nadie, los márgenes abandonados llenos de zarzas, etc., podremos observar que el vacío sigue ramificándose a distintas escalas, constituyendo el fondo sobre el que flotan las estructuras urbanas a las que, utilizando un término físico, podemos llamar clusters: cúmulos informes donde la materia se concentra y se organiza formando estructuras. A pesar de su complejidad, el dibujo de la ciudad al que se llegaría sumando los espacios vacíos podría volver a leerse como una forma mediante el uso de geometrías complejas. Se trata de una forma que la civilización contemporánea ha construido “espontáneamente” para sí con el fin de autorrepresentarse, con independencia de las teorías de arquitectos y urbanistas, y por ello puede considerarse el resultado de un proceso natural, un proceso dinámico y complejo que al igual que los procesos de formación de nubes y las galaxias, puede ser descrito por la geometría fractal. Francesco Careri 5

Pero puede que el arte y el viaje sean la misma cosa, como dice el profesor Julián Díaz Sánchez 6, el más delicado artistaland, Richard Long 7 lo ha formulado con gran claridad: un paseo es una línea de pisadas. Una escultura es una línea de piedras. Son intercambiables, complementarias. He convertido el pasear en esculpir”.

Antonio Navarro hace líneas con el vacío rodeándolas de emoción….

Pilar Escanero de Miguel

Profesora Titular Universidad Miguel Hernández

1 Pérez Villamor, Pilar, “Árboles y flores en el Antiguo Egipto”. (Enero de 2005) http://amigosdelantiguoegipto.com/?p=8184, consultado 23/10/2016

2 Gide, Andrè. Defensa de la cultura. Madrid, eds. de la Torre 1981 (1935)

3 Jakson Pollock, “My painting”, Possibilities, 1, 1947-48, en Herschel B. Chipp, Teorías del arte contemporáneo, Madrid, Akal, 1995 (1968), p. 582.

4 García Calvo, Agustín. “Viajeros al tren”, El País, 24 de mayo de 1989.

5 Careri, Francesco “ Archipiélago Stalker 1996”. Pasear, Detenerse. Gustavo Gili, Barcelona 2016. p 18.

6 Díaz Sánchez, Julián. “Viajeros perpetuos” Miguel Ángel Mila, Santiago Vera. Viajeros perpetuos. Cuenca, UCLM 2015

7 Long, Richard. Conversación transcrita del vídeo Stones and Files: Richard Long in the Sahara, realizado por Philip Haas, èditions a voir, Amsterdam, 1988, recogido en Tonia Raquejo, Land art, Madrid, Nera, 1998, p 113.


Antonio Navarro: paisajes pautados

El viaje nuevamente es traído a la escena artística como pretexto, si bien en este caso es únicamente el trasunto de un recuerdo. Muy alejado de aquellos pintores excursionistas que disfrutaban, ya entrado el siglo XIX, de la captación de una luz cambiante en la montaña o junto al mar, Antonio Navarro (Creon, Burdeos, 1966) trata de recuperar y recrear instantes mediante el hábil manejo de las técnicas de estampación. Profundiza así con su trabajo acerca de lo observado componiendo una amplia trama de piezas con que demuestra que lo único que permanece es el color. De este modo, sus impresiones se convierten en paisajes de la memoria. Son en cierto modo sus cuadros una sutil continuación del discurso ya iniciado en el pasado por pintores como el dublinés Sean Scully o por el letón Mark Rothko, verdaderas referencias en su imaginario artístico. En cierto modo, nuestro artista prosigue ese camino de la abstracción geométrica materializada en hermosos planos de sutiles gamas que coloca ante el espectador restando peso e importancia a los acontecimientos que dieron lugar a esos mismos paisajes, condensando y aligerando la historia, reducida a franjas de color. El autor concibe el paisaje únicamente como algo sustanciado. Algo similar lograba Luis Fernández con sus delicadas campiñas francesas, que componía en su versión previa dibujada apenas con unas cuantas líneas, las justas y necesarias.

Inspirado por la lectura de la obra del antropólogo y sociólogo francés David Le Breton (Le Mans, 1953), quien habla del paisaje según el punto de vista de un automovilista en ruta, Navarro, con vida nómada entre Salamanca y Asturias, llena sus retinas de colores y el desenlace es un panorama geográfico indeterminado. Así mismo, son sus composiciones la reanudación de un discurso desarrollado en el ámbito de la pintura a lo largo de todo el siglo pasado.

Seducido por las vedute que se aparecen a lo largo de su itinerario vital, pero solamente de aquellas que existen en ese estado de movimiento, no le interesa detenerse, sino prorrogar todo aquello que ocurre mientras se desplaza, necesariamente efímero.

Las gamas cromáticas, bañadas por luces cambiantes se suceden y ordenan en un plano exclusivamente presente en esa situación. Dista mucho aquí del romántico viajero decimonónico embebido por el paisaje, en que se aquietaba y detenía contemplativo y soñador en aras de su irrenunciable búsqueda de libertad. A pesar de ello, ambos casos están provistos de emoción, lo que se traslada al espectador cuando se aprecian y reflexionan como conjunto en la sala de exposiciones, ahora convertida en una especie de cabaña o más bien de aposento, un ámbito de acceso restringido por cuantas implicaciones emocionales se traslucen.

Dotado de una gran capacidad emotiva y por tanto del lirismo necesario, el artista ofrece una revisión del género del paisaje en la que lleva trabajando, al margen de otros asuntos, desde hace unos pocos años. Conforman sus obras un trabajo muy personal y  profundo y eso se nota al examinarlos. No son cuadros pintados bajo la directriz de una cátedra de paisaje. En cambio, para lograr contener esas emociones en un soporte artístico, el autor hace uso de su probado dominio de la estampación digital.

En los títulos de las diferentes series con que agrupa las piezas, remite a lugares como París, pero obviamente no vemos la ciudad reconocida por todos a través de su patrimonio arquitectónico o de su historia, sino su esencia cromática y lumínica.

En el fugaz conjunto que ahora se expone predominan las tramas geométricas de cuidada factura, moldeadas únicamente por la luz de los lugares donde fueron visionadas. A través de esas abstracciones, muchas veces hermosas sinfonías, se observan arquitecturas desdibujadas que están sólo construidas a través del color, sin formas reconocibles. Otra serie denominada Oriente incluye algunos cuadros de líneas más apretadas.

Una interesante estampa dedicada a la ciudad de Gijón resume sus luces y silueta en un más espaciado y figurado panorama donde las líneas separan al tiempo horizonte, tierras y mar. Igualmente bella es su visión sobre el Océano Mar, en fría pero elegante armonía de azules y grises.

Algunas de sus propuestas adoptan incluso la forma de Trípticos, éstos ya sin grisallas en las portezuelas y provistos de impactantes transparencias, que nos recuerdan cómo precisamente el paisaje nace en el fondo de las tablas quinientistas, desde donde paulatinamente iría cobrando peso y creciendo en espacio y consideración.

Otras de sus obras enriquecen su gama cromática debido a la estación en que suceden y que además dan título a varias entramadas composiciones: Otoño, donde la naturaleza muere y se desbarata.

Por último, mucho más domeñada por los blancos, la serie Landscape enfatiza la horizontalidad de los formatos que apaisados se asemejan al papel pautado para componer música, donde la coloratura sería la única protagonista.

Juan Carlos Aparicio Vega


FUGAZ

Así es él,  veloz.

Huye y desaparece con velocidad,

pero al mismo tiempo es eterno e inmutable,

algo que le convierte en único y verdadero en contraposición con lo transitorio,

con lo fugaz.

Recrea y repite paisajes lineales que nos arrastran a sentimientos visuales.

Viajes, experiencias, recorridos reconocidos que permanecen en nuestras retinas y se suceden

en nuestros recuerdos.

Paisajes donde todos  y cada uno de esos territorios pasan como puntos en movimiento.

Paisajes que nunca volverán a ser los mismos,

ni siquiera un poco después, aun en la misma estación y a la misma hora.

Siempre hay un todo cambiante, de muy corta duración en donde nada permanece igual

un todo que convierte en perpetua la obra que  estamos contemplamos.

Como artista le interesan las apariencias, los elementos fugaces,

el desequilibrio como estado natural de las cosas, porque sabe que con ello conmueve al espectador profundamente

con la clara pretensión de que este, el que la mira,

no quede jamás impasible ante lo que contempla.

Un estilo que procura embriagar para que sean los sentidos quienes decidan que es lo

transitorio.Y en la otra parte se queda en lo eterno, lo inmutable.

Lo único, lo verdadero es sustituido por lo repetido,

y de nuevo, por lo fugaz.

Antonio consigue alcanzar la forma de expresión más sencilla y pura,

que  es a la vez,  la más dinámica y variada.

Lipszyc nos cuenta que la línea que define un contorno es una invención de los dibujantes ya que «en la naturaleza un objeto es distinguido de otro por su diferencia de color o de tono.

Las diferencias cromáticas y geométricas  que utiliza van creando paisajes pasajeros

creados con simples lineas que nos adentran con intensidad en un mundo efímero, fugaz…

Gertrud Gómez


FUGAZ

Acabo de descolgar la última pieza de la exposición de Antonio Navarro en la Sala aLfaRa, Fugaz, y lo fue. Quisimos atraparla en un catálogo preciso y precioso que da buena cuenta de lo que vivimos durante casi dos meses en este espacio. Y nos queda el recuerdo de las horizontales de colores atravesando la memoria, del entramado de finísimas líneas que enredan el entendimiento y lo atrapan como una peligrosa tela de araña de la que cuesta sobreponerse.

La sorpresa y la emoción son dos condiciones indispensables en el arte, y ambas se cumplen siempre, sin medida, ante las obras de Antonio Navarro. Y el discurso es el mismo: atrapar el instante, concentrarse en lo esencial. En “los abismos del alma” eran los negros, profundos, suntuosos, hipnóticos, capaces de seducir hasta el llanto en aquellas manchas inmensas… Y ahora es la línea, transformar el color en infinitas y sutilísimas líneas entrelazadas, vertiginosas hasta perder el sentido. Como si todo confluyese en un punto de la memoria, el mismo punto negro del principio que ahora estalla y se expande precipitándose al infinito. El mismo vértigo que provocaban los negros de “los abismos del alma” lo provocan ahora las apresuradas horizontales de “Fugaz”. La cara y la cruz de un mismo argumento, perseguir lo esencial, concentrarse en lo único importante, atrapar el instante

“…La cuestión se reduce a estar vivo un instante,

aunque sea un instante no más,

a estar vivo

justo en ese minuto

cuando nos escapamos

al mejor de los mundos imposibles.

En donde nada importa,

nada absolutamente –ni siquiera

las grandes esperanzas que están puestas

todas sobre nosotros, todas,

y así pesan.”

Jaime Gil de Biedma (Las Grandes Esperanzas)

Y eso es lo que permiten las obras de Antonio Navarro, escaparnos al mejor de los mundos imposibles. La irrealidad de las infinitas líneas de colores nos deja libertad suficiente para derivar al más profundo de nuestros deseos, sin explicaciones. En alguna de las piezas, la insinuación de un mástil, o de una cúpula, o un rastro de hojas, nos da pistas para el viaje a los indecisos, como si el hilo de Ariadna nos ayudase a escapar del laberinto, un rastro para regresar a la realidad después de sumergirnos, cada cual en su propia maraña de líneas de colores.

La serie Fugaz no puede dejarnos indiferentes, al margen del argumento que contiene, técnicamente resuelve la dificultad de esa factura impecable de un modo magistral. Y la contemplación meramente plástica de cada una de estas piezas, proporciona un placer estético difícil de alcanzar con otras obras.

No sé cuál será el siguiente paso en la trayectoria de Antonio Navarro, pero sea cual fuere, no me cabe duda que seguiremos a punto de tocar el infinito.

Gracias

Dulce Pérez


Catálogo Cuaderno viajero 

Si tuviera de decir de dónde vengo diría que de Lascaux, y en mi genes fluye la memoria de la historia de humanidad, una sociedad que ha sido trashumante desde sus orígenes, viajero incansable en busca de un lugar donde asentarse, pero dispuesto a conquistar el universo…

El hombre caminaba para hacer camino[1], senderos por los que indicar a sus congéneres cual es el mejor paso, los romanos mejoraron los trazados con sus calzadas de piedra, imagino el sonido de las legiones acercándose por esas sendas y lo siento atronador, invasor, protector…  La evolución en los medios de locomoción abrieron nuevo caminos y maneras de viajar, más veloces, en los cuales tal vez, solo tal vez hemos ido perdiendo la atención a lo que nos rodea, como indico en el inicio de esta exposición;  Le breton, nos dice que el conductor de automóvil es el hombre del olvido[2], en mis viajes es cierto que no recuerdo todo, pero siempre hay elementos que destacan sobre los demás ya sean arquitectónicos, vegetales, animales, el juego de las nubes en el cielo … y es donde la retina se me inundan de colores que terminan dando forma a este proyecto.

Del mismo modo que nuestra manera de viajar ha evolucionado a lo largo de la historia, el cuaderno viajero ha pasado de papel al dispositivo móvil (por lo menos en mi caso) ya no dibujo sobre el cuaderno, fotografío el entorno, remarco mi “yo estuve aquí” con ese recuerdo, mis lecturas han pasado de anotaciones en papel a capturar esa frase con la cámara fotográfica, algunas terminan siendo usadas en mis redes sociales otras simplemente quedan como archivo. Estas redes sociales me dan acceso a otros usuarios que a su vez me aportan información útil para mis proyectos, como ustedes pueden observar. Por tanto la decisión final en la elaboración de este cuaderno viajero termina teniendo esta forma, espero que disfruten del viaje, tanto como yo lo hago en cada uno de mis desplazamientos.

Antonio Navarro

[1] Caminante no hay camino se hace camino al andar. Antonio Machado.

Extracto de Proverbios y cantares (XXIX)

[2] Le Breton, David. Elogio de Caminar. Biblioteca de ensayo Siruela. 2015


2017

Mayo

L´espai d´art Heliodoro Guillén Piedomonti. Mutxamel, Alicante. En esta sala de exposiciones referente en el Alicanti, presento parte del proyecto Fugaz, acompañado de los catálogos anteriormente referenciados.

Agosto

En la primavera de 2017, presento mi propuesta para participar en el proyecto Artnit Campos, Mallorca, un evento que se desarrolla dentro del marco de un Festival Internacional de Arte Contemporáneo  efímero, con apenas una noche de duración en pleno mes de agosto, convirtiendo esta pequeña localidad Mallorquina en un Centro de Arte, ya que distintos espacios tanto públicos como privados, se convierten en espacios expositivos alternativos.

https://www.instagram.com/p/BbW_L6pgIhR/?utm_source=ig_embed&ig_rid=7ebe2d1b-9908-4ae6-b861-c5481aeb6eca


Luces en la sombra. Josefina Manresa y las olvidadas. Comisario Javier Rojo.

De mano de Javier Rojo, tuve la oportunidad de participar en este proyecto homenaje a esas mujeres olvidada.

El hilo  conductor de trabajo de esta exposición es quince mujeres y quince hombres que han abordado la temática de las Mujeres Olvidadas y Josefina Manresa, reflejando, bajo el punto de vista plástico y con distintos materiales y técnicas, una visión del trama y las dificultades a las que se vieron reflejadas. Javier Rojo.

En base a esta premisa preparo una obra con el concepto de memoria, fugacidad… la cual se complementa formalmente con mi participación en el proyecto Homenatge a Miguel Hernández 75×75.

Esta propuesta tiene una itinerancia por Orihuela, Alicante, Elche, San Juan de Alicante y termina su periplo en el Museo Zabaleta-Miguel Hernández de Quesada Jaén en 2018.

La propuesta se recoge en un catálogo con el mismo nombre.


Exposición «Homenaje a Miguel Hernández 75×75»

Homenatge a Miguel Hernández 75 x 75.

130 artistas, invitados por la Comisión Cívica de Alicante para la Recuperación de la Memoria Histórica a participar en la Exposición “Homenaje a Miguel Hernández 75×75”, coincidiendo con el 75 aniversario de su muerte en el Reformatorio de Adultos de la ciudad…

En este proyecto colabora con una obra que confluye con el proyecto anterior una pieza que se construye desde la presencia y ausencia, el estar y la pérdida.

La itinerancia de esta propuesta se desarrolla en la Sala de exposiciones de La Lonja, Alicante. MUA, Museo de la Universidad de Alicante, Centre CUltural Convent de Sant Francesc, Benicarlo y La LLotga de Sant Jordi en Alcoi.

La propuesta se recoge en un catálogo con el mismo nombre.


2018

En mayo de 2018, Fugaz se presenta en Studio Lisboa, 18, como participante en el programa alternativo a ARCO Lisboa. Compartiendo stand con el artista David Segarra. En esta ocasión se presenta 5 piezas de gran formato.

Studio Lisboa


En 2018 vuelvo a participar en ArtNit, en este caso como artista invitado para exponer en Sa Creu Nova, en esta ocasión presento 5 piezas de gran formato, en un espacio singular.

https://www.instagram.com/p/BlkI3A5hJ48/?utm_source=ig_embed&ig_rid=fad7f660-cd01-4d0e-99a5-0310807e783c


Octubre 2020. Museu da cidade de Aveiro. Portugal. Comisariado por Manuela Cristovâo.

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