El proyecto Silencio, fue presentado a la Convocatoria de proyectos expositivos Universidad de Murcia, Aula de artes plásticas y visuales, programación 2017, en la propia convocatoria solicite el espacio de la Capilla de la Convalecencia, Rectorado, Universidad de Murcia, por ser ese espacio de recogimiento, reflexión, dónde conjugué ora et labora, creando la pieza en el propio espacio (como en el resto de las ocasiones que se ha llegado a realizar). Este premio se convierte en un espaldarazo a un nuevo proyecto que surge desde el taller de grabado, dónde la mancha bidimensional sobre el papel de grabado alcanza una nueva realidad hacia lo tridimensional, donde ese pigmento negro de humo de la tinta calcográfica vuelve al origen del carbón dando forma a esos trazos en este caso en el aire, permitiendo ser circundado por el espectador, abriendo la puerta a la gráfica expandida. Si bien cabe recordar que siempre aparecerá una obra gráfica en todas las instalaciones.
El proyecto aparece publicado en el catálogo editado por la Universidad de Murcia, con el siguiente ISBN:978-84-697-2633-4
La obra forma parte de los Bienes del Patrimonio Histórico Español, referencia CGB-jlr/mhg DDF 23/17, con fecha del 22 de diciembre de 2017, Universidad de Murcia.
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En mi ascesis personal esta el gesto el cual ha ido evolucionando a lo largo de los años, mi inmersión en el surge hace más de una década con la serie “Los abismos del alma…” y la intensidad del “negro” obtenido por el carborundo depositado sobre la matriz se han convertido en parte de todo este proyecto, evocando paisajes creados desde esa mirada al interior, convirtiéndose en pintura espiritualista “toda pintura china, al no ser naturalista sino espiritualista, debe contemplarse como un paisaje del alma. El de sujeto a sujeto, y desde el ángulo de la confidencia intima, … en ella el hombre establece sus vínculos con la naturaleza. Esa naturaleza no es entidad inerte y pasiva. Si el hombre la mira, ella también lo mira; si el hombre le habla, ella también le habla”[1]. Tal vez estos paisajes sean un refugio contra la barbarie, contra el sinsentido que en algunos momentos me oprimen el pecho, me silencia la voz, por eso estampo, porque me salva, porque es lo único que me queda.
[1] Cheng, François. Cinco meditaciones sobre la belleza. Siruela. Pág 68.
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Silencio
Posiblemente la serie Silencio aparece en la sacralidad litúrgica del taller de estampación. Papeles cortados a medida humedecidos la noche anterior, para obtener de este modo el óptimo grado de humedad en cada uno de ellos.
Tinta calcográfica negra aglutinada con carbonato de magnesio batida hasta que el sonido de la misma confirma su grado óptimo para el grabado al carborundo.
Matrices ordenadas sobre la mesa, acordes con el posicionamiento de los papeles de estampación.
Tres tarlatanas cortadas de 100 x 100 cm, plegadas sobre si mismas para cada uno de los grados de limpieza de la matriz.
Un trapo de algodón.
2 rasquetas para extender la tinta sobre la matriz.
Tórculo preparado con dobles fieltros, ajustada la presión de manera exhaustiva, tras años de estampación que permite la trasposición de la imagen al papel de manera sucinta.
Matriz impregnada de tinta mediante la rasqueta cubriendo cada intersticio de la mancha creada, para después ir eliminando el exceso mediante la tarlatana; la primera de las tres eliminará el grueso de la tinta, la segunda ahondará de manera circular, rítmica justo hasta un suave tono de gris… la tercera resalta la figura del fondo, la tinta negra impregna el carborundo de la mancha en el grado idóneo para ser estampado.
Matriz sobre la pletina del tórculo centrada
El papel húmedo sacado de su bolsa, cubre la matriz
Los fieltros se apoya suavemente y es el momento de girar las aspas y la pletina se deslice suavemente hasta el final del recorrido.
Levantar suavemente los fieltros
Retirar cuidadosamente el papel de la matriz y descubrir.
Descubrir que cada estampa es una aventura silenciosa…
O como dice Barrico, “el desconcertante descubrimiento de lo silencioso que es el destino cuando de repente, estalla…”[1].
El color negro aparece en mi trabajo de manera recurrente, desde la serie Los abismos del alma. Sus cualidades plásticas excepcionales proporcionan una intensidad tonal, que solo puede ser aplicable a este color.
La rotundidad de la mancha no diluida se convierte en aterciopelada con la técnica del grabado al carborundo, así como etéreo en las zonas menos densas similar a las cualidades de la tinta china aplicada con destreza.
Pero no todos los tonos de negro me proporcionan esas características tan concretas, sin duda el más adecuado en mi trabajo calcográfico es el tono 55985[2].
Otros artistas han hecho del color negro el eje de su trabajo; Pierre Soulages, Richard Serra, Ad Reinhardt… incluso Rothko concluyo su carrera con la Capilla de Houston. Posiblemente por como dice Thereza Pedrosa:
When an artist abandons color… all that remains is the essence, the strength of the stroke and the purity of the sign…
Cuando un artista abandona el color… todo lo que queda es la esencia, la fuerza del trazo y la pureza del símbolo…
O quizas el color negro en mi obra gráfica sea un paralelismo con “negra”, El silencio es entonces como un suspiro, el nombre con el que la tradición francesa del s. XVIII designaba al silencio del valor de una negra en música. El silencio de negra es un suspiro, el de corchea medio suspiro, el de semicorchea un cuarto de suspiro…[3] Y en este suspirar tal vez sea posible modificar la forma en que se escucha, transformar el oído. y el observador se sumerge en el paisaje sonoro como forma de compromiso con la realidad.[4]
O tal vez no, y sea un paralelismo con lo que dice Henri Michaux, pero en mi caso sobre mi estampa.
Dans ma musique, il y a beaucoup de silence.
Il y a surtout du silence.
Il y a du silence avant tout qui doit prendre place.
Le silence est ma voix, mon ombre, ma clef… signe sans m ́epuiser, qui puise en moi.
Ils s ́étend, il s ́étale, il me boit, il me consomme.
Ma grande sangsue se couche en moi. [5]
En mi música, hay mucho silencio.
Hay principalmente silencio.
Hay silencio antes de todo lo que debe tener lugar.
El silencio es mi voz, mi sombra, mi señal clave … sin mí agotar, que dibuja en mí.
Se propagan, se extiende, me bebe, me consume…
como una gran sanguijuela.
Henri Michaux
La palabra silencio proviene del latín “silere“, callar, estar callado. Lo que se calla es la intencionalidad, pero no para entrar en la escucha de un silencio que debe ser escrito con mayúsculas, como si se trata de un silencio ontológico, sino simplemente para oír con el espíritu.
En definitiva o por liturgia, por “negra/negro”, por el concepto “silencio” de la palabra ( y hay algo más abstracto que la palabra, con tantos significados en sí mismo…) surgió la Serie: Silencio.s
El espacio expositivo.
Silencio·s traspasa el papel para convertirse en gráfica expandida, donde el contenedor hace la función de soporte (físico ,al ser colgada del techo vigas) y visual al acoger la obra transitable. El espectador podrá observar una imagen a modo de trazo de tinta flotando en el aire de la sala, la cual a su vez proyectará sombras en el entorno según sea la luz incipiente que le ilumine, potenciando de este modo el concepto de tridimensionalidad.
Creo que es interesante según sean las características de la sala, el poder integrar alguno de los grabados originales de la serie para mostrar la evolución del proyecto hasta la gráfica expandida.
“El silencio –afirma Jankélévich- es lo que lleva repentinamente al borde del misterio, al umbral de lo inefable, cuando se hacen evidentes la vanidad y la impotencia de la palabra…[6]
En definitiva:
“El silencio es para el hombre como una poda que lo pone de nuevo en forma y limpia de maleza el terreno en el que se debate… ”
Elogio del Caminar.
David Le Breton
[1] Barrico, Alessandro. Océano mar. Pág. 71. Anagrama.
[2] La tinta negra 55985 es una tinta negra muy profunda con matices azulados. Su característica principal es que permite reforzar los otros negros. Casa Charbonnel.
[3] Rousseau J. , “Dictionaire de Musique”, Oeuvres Complètes, vol. V. París, Bibliothèque de la Pléiade, 1995, entrada “silence”.
[4] Pardo, Carmen. Las formas del silencio.
[5] http://www.obramultiple.com/silencio%C2%B7s/
[6] Fubini, Enrico . Jankélévitch: la musique et l ́ineffable. París. 1961. Colin.
Edit
Antonio Navarro Fernández

Silencio en la Capilla de la Convalecencia. Universidad de Murcia. Gráfica expandida. 2017.
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EL SILENCIO, UNA AUTÉNTICA REVELACIÓN
Cuando el silencio inunda e invade con su presencia o con su sola existencia un habitáculo, un espacio abierto, un momento, una relación, una mirada ….. todo se modifica, todo cambia. Como dice Simone Weil, “la pura observación es transformadora”. El silencio permite penetrar, irrumpir en una realidad que nos resulta inalcanzable cuando no hay silencio. En una realidad que desconocemos, que nos perdemos, porque parte de nuestros sentidos habitualmente se distrae, está en otras cosas, en otros momentos, en otras sensaciones y olvidamos que tenemos la capacidad de discernir entre, estar ensimismados en todas y cada una de las cosas que nos rodean y los problemas que nos afectan, lo que nos genera un ruido ensordecedor que la mayoría de las veces es insoportable, o, permitirnos ahondar en lo más profundo de nuestro ser que es el silencio, donde nada es perturbador, pero si real, es la realidad más sincera y más pura. No hay en ella contaminación alguna.
“Es verdad que la idea de silencio ha sido comúnmente asociada a un sentimiento de trascendencia, a una dimensión metafísica, espiritual y sagrada. Esto explica que su especulación responda al modo en que se han planteado y expresado la filosofía y la teología, al menos en sus inicios, cuando tales disciplinas o ciencias carecían de un carácter definido. En todas ellas subyace la necesidad de remontarse al silencio original y de aceptar en él una herramienta para el conocimiento propio, y también hallar en su cultivo el sentido de la existencia y su relación con lo desconocido e inexplicable” [1]. Esta reflexión, nos aclara en cierta medida la comprensión de lo inexplicable que nos resulta el silencio. Es un concepto inabarcable, indefinible, intransferible … es algo que se nos escapa, incluso aún cuando ni siquiera soñamos con aproximarnos a él. Quizás sea uno de los conceptos más inaccesibles e inalcanzables que subyacen en el espacio y en el tiempo de la historia de la humanidad.
“La crítica al antropocentrismo operó el destensamiento del sujeto y propició la desterritorialización del sonido. Destensado el espacio en el que se creaba la medida, el sonido se vacía de las intenciones del hombre, de sus gustos y emociones. Sin la medida intelectual, sin preferencias racionales o sentimentales, no hay criterios para establecer las relaciones entre los sonidos, ni tampoco entre los sonidos y los hombres. Por ello Cage puede afirmar, siguiendo las enseñanzas del budismo zen, que entre los sonidos y los hombres hay nada, la nada-en-medio”. [2] Traigo a colación, las explicaciones que del silencio hace en sus profundas meditaciones (también con una cierta visión Zen) Pablo d’Ors “ Para fortalecer mi convicción y apuntalar mi voluntad, me centré en lo que estimé que era más determinante: el silencio. Me refiero tanto a lo que hay en el silencio como al silencio mismo, que es una auténtica revelación. Debo advertir desde ahora, sin embargo, que el silencio, al menos tal y como yo lo he vivido, no tiene nada de particular. El silencio es solo el marco o el contexto que posibilita todo lo demás. ¿Y qué es todo lo demás? Lo sorprendente es que no es nada, nada en absoluto: la vida misma que transcurre, nada en especial. Claro que digo “nada”, pero muy bien podría decir “todo”. [3] Nos deja Pablo d’Ors con una profunda e inquietante pregunta de muy difícil respuesta. Apelo a la sensibilidad e inteligencia para hacer una primera aproximación en este momento a las obras de esta exposición de Antonio Navarro, para seguir acercándonos a ellas en sucesivas reflexiones.
Hemos pensado en algún momento si el mundo tiene sonido, y si lo tiene ¿cual es el sonido del mundo?, y si no lo tiene ¿podría ser el silencio el sonido del mundo?. Quizás suene como una contradicción, pero no lo es realmente, porque si nos evadimos de esa capa frívola y superficial que nos suele rodear habitualmente y de la que es muy difícil desprenderse (de la que mucha gente no tiene constancia y por lo tanto nunca se podrán desprender de ella) entonces es solo lo esencial lo que tiene valor, como dice Benavente “¡Alma del silencio, que yo reverencio, tiene tu silencio la inefable voz de los que murieron amando en silencio, de los que callaron muriendo de amor, de los que en la vida, por amarnos mucho, tal vez no supieron su amor expresar!” [4].
Todo esto y más es el silencio, todo esto y más es lo que Antonio Navarro nos está transmitiendo a través de sus obras; solo hace falta apenas aproximarnos a ellas para sentir que su propio silencio expresa más que las propias imágenes. Con ello podríamos establecer una relación para valorar como dice Erasmo de Rotterdam que “La verdadera amistad llega cuando el silencio entre dos transcurre amenamente”; ¿acaso sucede esto cuando caminamos entre las obras de Navarro?.
“El silencio que está en su núcleo es aquel que se basta a si mismo para conseguir que nada tenga una finalidad o explicación. Es lenguaje a punto de intervenir, una espera del nombrar. Está a salvo de lo identificable. Buscar su utilidad es desnaturalizarlo. De él se pide que actúe como un contrapeso del ruido generado por el deseo, el apego y su residuo: la historia. Es razonable, pues, que el silencio sin objeto, el que no agrega ni es definible, haya perdido prestigio y presencia en la modernidad. No es productivo, no es cuantificable, tampoco añade. Una máquina detenida expresa la imposibilidad de su idea, su sinrazón. No ha lugar. Así el silencio, el que “se basta a sí mismo” y que no tiene por qué interpretarse como un equivalente de inmovilidad, sólo está contenido en lo que no depara expectativas, de ahí que con frecuencia se le conceptúe como un estado, un acto –una actitud- inconveniente, infructuoso”[5].
De manera certera podemos aplicar estas reflexiones, extraordinariamente profundas y decorosas, a las obras de Antonio Navarro. No es menos cierto que parece que nuestra sociedad huye del silencio y busca afanosamente, el bullicio y el ruido; quizá encontremos aquí (en sus obras y en estas reflexiones) la respuesta a porqué la modernidad tiene al silencio como un elemento descatalogado. Lo que nos “habla” además (permítaseme el juego de palabras) de lo intrépido que resulta nuestro artista que se enfrenta al silencio, que al mismo tiempo abraza, corriendo un gran riesgo en su comunicación con una sociedad como la que nos ha tocado vivir; por generar además expectativas (donde no se las espera) entendiendo y tratando al silencio (como dice Ramón Andrés) como “estado” es decir la capacidad que él tiene para interpretarlo mediante lo que conceptúa como “acto” que son sus obras. Toda una osadía cargada de un enigmático romanticismo.
Se ha escrito tanto del silencio, se ha intentado tantas veces definirlo que resultaría interesante que después de leer estas reflexiones (que vienen a continuación) tan inquietantes, caminemos amenamente entre las obras de Antonio Navarro para cuando menos aproximarnos al silencio, ese indescriptible concepto, que todo el mundo ha querido definir pero que no se deja atrapar, como de tal modo sucede con el sorprendente silencio que surca el espacio y el tiempo en las obras de nuestro artista. El silencio, nuestro silencio, el silencio de todos, es aplicable a cualquier acontecimiento, media humanidad comulga con él y la otra media lo elude y lo teme. “Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos” (Martin Luther King), “El silencio es la virtud de los locos” (Sir Francis Bacon), “Mi silencio les estorba. Yo era como botella al revés cuya agua no puede salir porque la botella está demasiado llena” (Leon Tolstoi), “El camino a todas las cosas grandes, pasa por el silencio” (Friedrich Nietzxche), “Después del silencio, lo que más se acerca a expresar lo inexpresable es la Música” (Aldous Huxley).
Y en cuanto a lo que podríamos llamar la filosofía del silencio: “Es el silencio, o puede ser, un mandato del alma (Spinoza), lo que queda del mundo y de la muerte, su despojo (Shakespeare), aquello en que la forma se desconoce (Agustín), el más fiel de los confidentes (Kierkegaard), la puerta de entrada de la sabiduría (Juan de la Cruz), el resultado de toda obra (Bergson), el espacio entre la aspiración y la espiración, que siempre es reinicio (Gadamer), el engarce entre los signos que buscan un sentido (Humboldt), lo previo frente a la trascendencia (Jaspers), lo no dicho e imposible de decir (Wittgenstein), el obligado camino entre el exterior y el interior (Heidegger), el modo de cubrir la distancia infinita (Weil)”[6]. ¿Alguno o algunos de estos planteamientos define o se aproxima a la obra de Antonio Navarro?.
Pilar Escanero de Miguel
[1] ANDRÉS, Ramón. No sufrir compañía. Escritos místicos sobre el silencio. Acantilado. Barcelona, 2010 p. 17
[2] PARDO, Carmen. La escucha oblicua una invitación a John Cage. Editorial Sexto Piso S.A. Madrid, 2014 p. 69
[3] d’ORS, Pablo. Biografía del silencio. Siruela. Madrid, 2012 p.20
[4] BENAVENTE, Jacinto. Los intereses creados, versos de Silvia al final del acto primero.
[5] Ramón Andrés. No sufrir compañía. Op cit. p.12
[6] Ramón Andrés. No sufrir compañía. Op cit. p.17
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Sala La Barbera. La Vila Joiosa. 2017
l´Espai d´art contemporáni, La barbera en Vila Joiosa, acoge el proyecto Silencio en su programación, la singularidad de la sala permite habitar el espacio con obra en papel (grabados) de la misma serie.
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“Después del canto del Búho,
el silencio de la montaña
es más profundo aún”.
Haiku Zen
SILENCIO
Si realmente dejara que el silencio habitara este espacio que hay ante mis ojos, tendría que permitir que no hubiera palabras impresas en él. Sólo el blanco del papel bastaría para que todo fuera claro y preciso ¿Es entonces el color blanco el color del silencio? ¿o el blanco es sólo el fondo casual del silencio? ¿Y el negro? ¿En dónde hay más silencio? ¿En el negro yin, símbolo de la tierra y de lo femenino, de donde todo se gesta, nace y brota? ¿o en el blanco yang, símbolo del cielo y lo masculino, en donde todo se eleva hasta alcanzar los límites de cada cual?
Si realmente dejara que el silencio habitara este espacio, tal vez fuera el trazo de un instante y no más, quien me mostrara el silencio que existe entre el blanco y el negro y los matices que ambos son capaces de expresar, sin necesidad de más sonido que el de mi propia respiración al contemplar cada momento eternizado frente a mí.
¿Qué me enseña el silencio?
El silencio siempre es una oportunidad.
Es una oportunidad para crecer, porque sólo desde el silencio aprendemos.
Es una oportunidad para observar, porque sólo desde el silencio descubrimos.
Es una oportunidad para el espacio vacío, porque sólo desde el silencio creamos.
Es una oportunidad para conocerse a uno mismo, porque sólo desde el silencio despertamos.
Aún así, evitamos el silencio. Occidente teme al silencio y huye de él como huye de la muerte el jinete desesperado, al ver el rostro sorprendido de la propia muerte, lejos del lugar real del encuentro con ella.
Al fin y al cabo todos seremos silencio.
Antonio Navarro, me invita a encontrarme con mi propio silencio, desde el suyo, en una comunión sutil entre corazones que laten, cómo los únicos sonidos necesarios, para descubrir su obra habitada de silencio y de presencia.
Antonio Navarro, abraza el silencio como vehículo necesario para mostrarse él mismo y ofrecerse sin artificios a nuestras miradas; para crear espacios en los cuales permanecer con la sencillez de un único trazo; para compartirse con cada uno de nosotros, en ese caminar despacio hacia uno mismo.
Un día escuché decir a mi maestro Zen, que lo esencial no puede ser expresado con palabras.
Que habite el silencio en este instante
Juan M. Cuenca
MACE. Museo de Arte Contemporáneo Eche. 2017
En Junio, el MACE acoge el proyecto Silencio, con una pieza principal de carbón de 450 x 80 x 200 cm y una obra en papel en su primera planta. En la segunda planta se arropa con la serie “Enzō” y dos grabado de la serie “Los abismos del Alma” cedidos temporalmente de la colección Llorca-Serrano. Su tercera planta aparecen una serie de grabado de la serie Silencio, la maqueta del proyecto original de 50 x 50 x 30 cm (presentada en Santamaca, deCorner), así como una serie de papeles de arroz pintados.
Silencio catálogo se edita un catálogo trilingüe (valenciano-castellano-inglés) que recoge el recorrido hasta el momento del proyecto con el ISBN: 978-84-606-5556-5. Con los textos de Pilar Escanero de Miguel, Gertrud Gómez, Juan Manuel Cuenca y el autor.
La obra forma parte de los Bienes del Patrimonio Histórico Español, referencia CGB-jlr/cgg DDF 7/19, con fecha del18 de diciembre de 2019. MACE, Museo de Arte Contemporáneo Eche. Junto a un grabado de la serie silencio.
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Un enorme espacio en blanco es un silencio.
El silencio de blanca, en música, es su silencio equivalente.
Durante ese tiempo no se emite sonido alguno.
Antonio Navarro consigue llevar ese silencio elegante
y profundo a su máxima en todas y cada una de sus obras.
Lo encontramos en esas pausas reflexivas que no contienen ruido,
transformándose, inevitablemente, en un sentimiento intenso cuando las contemplamos al no existir en ellas silencios puros.
Tempo.
Una espacio en negro es un silencio.
El silencio de negra, en música, es su silencio equivalente.
Tiene la duración de una pulsación, pero sin sonido.
El negro como ausencia de la luz y luz máxima, es el color del que no se puede escapar.
Antonio, con su técnica impecable hace que los negros más negros se multipliquen y pasen por un arcoíris de matices infinitos.
El no color en él nos conduce, irreductiblemente, a un estado de contemplación y de quietud donde consigue que el espacio creado entre este y la emoción sea inmenso.
Sus obras soportan el peso del misterio de forma ligera, llegando a ser reverencial, adentrándonos en un estado de contemplación místico y de atención plena de la que solo logramos escapar cuando finaliza ese silencio.
Un silencio que transmuta al espectador tocándole el alma.
Su honestidad e integridad en el uso del material junto con una factura exquisita le distinguen.
Impecable técnica de polvo de carburo de silicio, carborundo, que ha ido perfeccionando a través de su práctica como si de una meditación se tratase, llegando a imprimirle su propio sello.
Quizás por eso por lo ha elegido como material, o quizás se han elegido el uno al otro, sintiendo que en su origen tienen ambos una estructura similar a la de un diamante y con una de una dureza casi tan fuerte como él mismo.
Su naturaleza humana y artística es extraordinaria, llenando con ambas los huecos creados con sus equivalentes de blanca y de negra,
creando trabajos repetidos una y otra vez pero nunca igual, y solo comparables con ese mantra que hace de él un grabador elevado que eleva a quien lo mira.
No tempo.
Gertrud Gómez
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El Museo de arte moderno de Santa Marta de Tormes, tiene instalada en el Hall, una pieza de carbón de esta serie.
La obra forma parte de los Bienes del Patrimonio Histórico Español, referencia CGB-jlr/cgg DDF 7/19, con fecha del18 de diciembre de 2019. Ayuntamiento de Santa Marta de Tormes.

©antonionavarro. Santa Marta de Tormes. Salamanca
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El Silencio .SIAC3 . Capela Os Povoa, Guarda. Portugal. 2018
En 2018 invitado por el comité de selección de artistas del Simposio Internacional de Arte Contemporáneo de Guarda en Portugal, realizo en A Capela os Povôa una nueva pieza de 250 x 100 x 200 cm de carbón suspendido de una plancha de metacrilato.
El proyecto de realización y la pieza en si aparecece en el catálogo de la 3º edición de SIAC. Con el ISBN: 978-989-8216-97-7